sábado, 18 de agosto de 2007

El Perdón




El resentimiento nos ata al pasado impidiendo que disfrutemos el presente; cuando guardamos rencor por alguien que nos haya hecho algo o que nosotros creemos que nos hizo daño, le estamos dando a ésa persona un poder sobre nosotros, que por lo general, el no solicitó.
Examinar nuestros recuerdos con compasión y comprender que ésas situaciones dolorosas de nuestros pasado, aunque desagradables, nos dejaron una gran enseñanza y nos hicieron ver y pensar sobre las cosas de otra manera.
Vivir el presente y entender que el tiempo no retrocede es una regla para sentirse libre y disfrutar de cada momento que nos regala la vida.
Elias Benzadon

Frases acerca del Perdón

El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.
Madre Teresa de Calcuta

El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar.
Martin Luther King

La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón.
Juan Pablo II

Nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos a perdonar.
San Juan Crisóstomo

Oración para Perdonarnos y Perdonar

Yo……..(dices tu nombre) como Tú, Jesús, ayudado de Tu gracia, quiero perdonar. Jesús quiero perdonar. Señor Jesús, dame la gracia de perdonar.
El perdonar es una decisión de mi voluntad, y cuando sienta odio, venganza, ira, Señor Jesús en Tu Santo Nombre, quiero perdonar.
Yo perdono, bendigo, amo en Tu Nombre Jesús. En Tu Santísimo Nombre Padre mío quiero perdonar y amar.
Y Tú Jesús, triunfa, vence, en Tu nombre dame la gracia de perdonar y dame un corazón generoso y misericordioso como el tuyo Jesús.
Quiero perdonar, dame un corazón santo como el Tuyo.
Dame en Tu Nombre santo la voluntad de perdonar.
Mi sentimiento es bajo, pero Tu Corazón en mí es grande, y tomo en Tu Nombre la decisión de perdonar. (Pronuncia el nombre de los que te han hecho daño y perdónales en el Nombre de Jesús y sanarás.) (¡Libérate perdonando a todos tus hermanos y te levantas de tu postración! ¡Quita los tapones de tus oídos, ábrete al Señor y no endurezcas tu corazón!) (No se trata nunca de olvidar lo sucedido. Se trata de recordar lo sucedido, llenarse se amor y perdonar en el Nombre del Señor. Es amar y perdonar para sanar.)
Señor Jesús, aquí está mi corazón sangrante, Làvame con Tu Sangre, sana todas mis heridas y sálvame. Limpia mis heridas, cicatriza mi corazón.
Ahora quita esa cicatriz y sánala, llénala de amor. Señor bendice al que me hirió, yo lo amo y lo bendigo en Tu Nombre.
Al que me dio este dolor; transforma mi corazón, Jesús pon tu corazón en el mío Señor, para que yo perdone. Jesucristo, yo insisto en dar amor al que no me lo ha dado; porque así Tú lo quieres, porque es Tu voluntad.
Quiero perdonar y quiero ser perdonado. Quita todo recuerdo nocivo, toda experiencia negativa. Señor Jesús empàpame en el océano de Tu amor. Tú has venido a darme vida eterna.
Ayúdame Jesús yo quiero ser un heraldo de Tu amor. Quiero llevar a todas las personas tu amor. Amo a toda persona, amo a la humanidad, amo a la naturaleza, amo el mundo Señor; obra de Tu amor. Toda persona es bella, es sagrada, que yo ponga mi mano en esos defectos, y los pueda bendecir, amar y abrazar, en Tu Santo Nombre Jesús Salvador y Dios nuestro

miércoles, 15 de agosto de 2007

Ella simpre está con nosotros

Hoy se celebra la Asunción de la Virgen María Madre de Dios


SANTA MARIA, ASUNTA AL CIELO

Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es, no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación, a imitación de su hijo único, Jesucristo.
Y, así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente: "Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios."
Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal: "Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta."
Otro antiquísimo escritor afirma: "La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia sí mismo, del modo que él solo conoce."
Todos estos argumentos y consideraciones de los santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la sagrada Escritura; ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino y solidaria siempre de su destino.
Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el ú1timo trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: "La muerte ha sido absorbida en la victoria."
(Tomado de www.corazones.org)

lunes, 13 de agosto de 2007

domingo, 12 de agosto de 2007

La Transfiguración del Señor


Tomado de la página www.companerosdecamino.com

CONTEMPLANDO A JESÚS

Mañana lunes, la iglesia celebra la fiesta de la Transfiguración del Señor. Una fiesta donde también se incluye la Jornada de la Vida contemplativa. Pero es posible vivir este tipo de vida en un mundo tan agitado como el nuestro. ¿Tiene realmente sentido el abstraerse del mundo, donde hay tantos problemas que resolver y andar como en el aire, mirando a no sé quien en el cielo y olvidarse de todo lo que sucede aquí en la tierra?
Los budistas buscan la iluminación del ser interno, y por ello, se dedican a meditar profundamente. Esto les lleva al estado de Nirvana, donde se experimenta un cambio radical del ser externo, el cual tan solo es el carruaje que lleva a nuestra alma. La importancia es nuestra alma, y todo aquello que desvíe al hombre de encontrar este estado final, sencillamente es perjudicial para el mismo.
Sin embargo, el cristianismo no separa al cuerpo del alma. Ambos son una unidad inseparable, que tan solo encuentran sus caminos separados en el momento de la muerte. Es allí donde el cuerpo se queda como un despojo y el alma sale en busca de Dios. Pero mientras viven, el cuerpo necesita del alma y viceversa. Y como dos entes separados pero que viven en una simbiosis muy positiva, es necesario el hacer y también el contemplar.
Esta vocación se encuentra en algunos seres que, dejándolo todo se entregan a la oración intensa y a una vida despegada de las ataduras del mundo material. Pero ello no impide que el hombre pueda elevarse al cielo con los pies bien puestos sobre la tierra.
Esta imagen es bien descrita en el episodio del evangelio de la Transfiguración. Leamos este relato desde el mismo evangelista Mateo que lo narra:
"Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista" (Mateo 17,1-12).
Jesús nos pone en nuestra realidad de la vida. Cuando pensamos que todo está bien, y queremos dejar nuestros problemas a un lado, se nos muestra la cruz. Ella nos lleva a nuestra realidad existencial, pero para poder soportar el peso de la vida, es necesaria la contemplación desde la oración.
Tratemos hermanos de vivir acorde a lo que nuestra fe nos pide. Busquemos a Dios en la oración diaria, pero también en el hermano que sufre y nos reclama la justicia de Dios. No perdamos de vista la misión del cristiano y seamos verdaderos fieles seguidores de nuestro Maestro Jesús.

jueves, 9 de agosto de 2007

Oración a la Virgen Santísima por Venezuela




En estos momentos tan dificiles que atravieza nuestro país coloco esta oración que me llegó por email para que la invoquemos todos pidiendole a la Madre Virgen María la protección para Venezuela.




ORACIÓN

... Poderosa, Radiante, Milagrosa y Victoriosa Madre y siempre Virgen María, yo te invoco en este momento, aquí y ahora en esta hora, para que hagas el Milagro de Milagros, el Prodigio de Prodigios y realices el más grande de tus Milagros: ¡Hacer libre a Venezuela!.


Toma en Tus Manos todo su territorio, su gobierno, su gente y libéralo de toda fuerza siniestra destructiva.


Amada Madre María, detén el mal, rodea el mal y disuelve el mal, e instaura aquí el Reino de Dios, de la Luz y su Justicia.


En el nombre de Dios convoco las Fuerzas más Milagrosas de las miles advocaciones de la Virgen María que existen en cada uno de los países del Mundo entero para que, con su poder se introduzcan dentro del Territorio Venezolano y expulsen de aquí toda división, criminalidad, estancamiento, caos, delincuencia y a cambio traigan Unidad, Justicia, Armonía, Respeto por la Vida, Evolución, Orden, Libertad y Prosperidad. ¡Amada Madre María! envuelve a toda Venezuela, a mí, a mi familia, a mis vecinos y a mi ciudad con la protección de la Pureza y el Concepto Inmaculado de tu Radiante Presencia y envíanos desde Tu Inmaculado Corazón un manto de Rosas Blancas y haz que brille una Rosa Blanca en el corazón de cada venezolano para que solamente sienta Amor, porque Tú eres quien va poner fin a esta crisis que por Ley Divina no nos pertenece. Por Siempre ¡Amén!... ¡Amén!... ¡Dios nos Bendiga!

lunes, 6 de agosto de 2007

La vida es un espejo, todo lo que das lo recibes

El Poder de la Oración

Palabras que hacen milagros

La oración es una enorme fuente de poder, a la que se han reconocido grandes logros y curaciones milagrosas. El hecho de que las plegarias funciones refleja nuestra conexión con lo Absoluto y confirma que podemos hablar con Dios de una manera productiva.Esta comprobado que cuando un santo hindú se pone a meditar, los ejercicios respiratorios que practica ejercen un efecto fisiológico sobre su cuerpo. Con las oraciones ocurre lo mismo. Numerosos experimentos parecen indicar que tienen un efecto benéfico sobre la salud. Sin embargo, en el ámbito científico sigue reinando el escepticismo en torno a este hecho, ya que no se ha encontrado aún una forma de rezar que funcione el cien por cien de las veces, ni se puede predecir con exactitud en que casos sanará la plegaria.
Al psicólogo Lawrence LeShan, que estudió en profundidad la curación a distancia en sus diversas fórmulas, le llamó la atención que, en el caso de la oración, fracasos y milagros iban unidos con frecuencia. Según los estudios de LeShan, las oraciones no parecen no funcionar más que en el veinte porciento de las veces.


Las trampas de Dios

En realidad, la razón más práctica para examinar el papel de la plegaria en las curaciones es precisamente que algunas veces funciona. Y además, el hecho de que en ocasiones no lo haga con todo el poder y previsibilidad requeridas tal vez refleje las deficiencias no de la oración, sino de quienes la practican. Quizá los orantes no están en el estado anímico adecuado, no tienen fe o no piden lo correcto. Tal y como escribió C. S. Lewis: "si Dios hubiese atendido todas mis absurdas plegarias, ¿dónde estaría yo ahora?"
En vista de nuestras limitaciones, quizá el camino más sensato a seguir por un Ser Supremo sea el de frenar los efectos de las plegarias o ignorarlas en su mayor parte. Así reduciría el peligro que éstas podrían suponer si fueran utilizadas por seres imprudentes. Ello explicaría que no exista una fórmula eficaz de rezar.
Pero no es sólo eso; si las plegarias funcionaran siempre nadie moriría. En este sentido cabe citar a numerosos líderes espirituales que han fallecido víctimas de enfermedades dolorosas, nada propias de seres elevados. Santa Bernadette, a quien se le apareció la Virgen en Lourdes, murió de cáncer de huesos y tuberculosis a los 35 años; Krishnamurti, el célebre maestro espiritual, a causa de cáncer de páncreas; Suzuki Roshi, divulgador del budismo Zen, de cáncer de hígado; Ramana Maharshi, el santo más requerido de toda la India de cáncer de estómago, y la lista podría ser más extensa.
Las explicaciones a estas disfunciones en personas tan espirituales son múltiples, pero sea cual fuere la respuesta, su actitud nos lleva replantearnos una suposición muy extendida en la Nueva Era: que la falta de salud y las enfermedades denotan carencia de equilibrio espiritual. El argumento desde luego es falso pues si espiritualidad fuera sinónimo de salud ¿cómo explicar, en la otra cara de la moneda, la existencia de esos pecadores con salud óptima? Nadie tiene la culpa de estar enfermo: "Ni él pecó, ni lo hicieron sus padres, sino que esto es para que se manifiesten las obras de Dios en él", así contestó Jesús cuando los discípulos le preguntaron por un hombre que era ciego de nacimiento (Juan 9: 1-3). Tal vez en su respuesta esté la razón última de porque la oración no puede resultar absolutamente eficaz el cien por cien de los casos. Algunas dolencias tienen quizá un sentido cósmico, invisible a los mortales y tan sólo conocido por la divinidad.

¿Adónde van las oraciones?

La nueva forma en que concebimos actualmente el Universo y la psique humana deja obsoletas las creencias bíblicas sobre la existencia de un Dios que está "afuera" de nosotros y recibe nuestros ruegos como si fuera un satélite de comunicaciones. Hoy intuimos que ese Dios intermediario está íntimamente conectado con nuestra conciencia, por lo que el factor divino de la plegaria es interior y no exterior. Precisamente por ello la oración no siempre necesita ser pensada, puede ser inconsciente o tener lugar, incluso, en sueños.

miércoles, 1 de agosto de 2007

La fe